Hace unas semanas leí una noticia que
me impactó muchísimo: aproximadamente 150 niñas en Afganistán fueron
envenenadas junto a sus maestras por querer educarse. Cuando vi el titular me
costó creerlo, normalmente pensamos que vivimos en un mundo globalizado,
moderno y lejos de la barbarie que se vivía hace muchos años; groso error. Es
fácil querer tapar el sol con un dedo, pero no es posible, es solo una ilusión.
¿Cómo es que el mundo avanza y
retrocede a la misma ves?
Es como si no importara lo que pase,
en todas partes del mundo hay odio, discriminación, desigualdad, violencia… la única
diferencia es que en cada país se vive distinto, de verdad genera una
impotencia terrible.
Me dio
mucha pena, porque no es novedad que la cultura afgana minimice y desvalorice
al género femenino, lo que sí es nuevo es que segmentos de esta sociedad
quieran salir de esa estructura, pero la oposición es fuerte. O sea, ¿que
padres van a querer mandar a sus hijas a estudiar si esto pone en riesgo sus
vidas? Estos grupos extremistas no dudan en usar las técnicas más intimidantes
para imponer sus creencias, que no solo son erróneas si no también amenazantes,
y que faltan totalmente a los derechos de los seres humanos.
Confieso
que nunca podré comprender como se llega a la conclusión de que una mujer
merece menos respeto que un hombre; nunca comprenderé que una mujer merezca ser
apedreada en la calle por serle infiel a su esposo y que se reúna una urbe de
personas para celebrarlo como si fuera justicia divina y mucho menos entiendo
como todo se puede justificar con una religión.
No sé muy bien como terminar este
post, porque este tema me deja mil cosas en la cabeza, solamente puedo decir
que me siento afortunada por las oportunidades que tengo, por mi familia y
porque difícilmente voy a vivir algo siquiera similar a lo que les ha sucedido
a estas mujeres.
Al parecer en cada país, hay miles de razones que hacen que ser mujer no sea tarea fácil.
Al parecer en cada país, hay miles de razones que hacen que ser mujer no sea tarea fácil.