lunes, 24 de septiembre de 2012

Las Junji-Lecciones y de como dejé de ver a mi ex-jefe como un psicópata


Recuerdo que hace dos años me tocaba hacer la primer parte de mi práctica profesional y un profesor nos habló de una gran oportunidad de trabajar con un diseñador japonés, teníamos que asistir a una entrevista y pasar por un proceso de selección; yo fui de lo más entusiasmada y estaba feliz cuando me llegó un mail de parte del mismísimo Junji Konishi diciéndome que había sido seleccionada. El puesto era como asistente pero no me importó porque, o sea, además de diseñador era pintor, trabajar con él no podía ser mejor... hasta que me tocó comenzar y las sorpresas vinieron desde el primer día.

Recuerdo que al presentarme en la recepción me miraron como diciendo: - Ahí viene la geisha nueva!  Fue incómodo pero me dio lo mismo. Luego llegué a la oficina, que por cierto estaba totalmente aislada del resto, y Junji me dijo: - Ana, su primera tarea es escanearme este libro, pero como yo no tengo nada de eso aquí tenemos que ir a mi departamento; y cada vez que necesitemos hacer algo así o imprimir a color, debemos hacerlo allá. Yo soy la persona más desconfiada de la vida, así que en ese momento me quería morir, al punto de querer renunciar ese mismo día porque me parecía súper inapropiado, luego de hablar con Alexisis me tranquilicé y desistí de irme ya que ella me convenció de darle una segunda oportunidad porque él no parecía un pervertido -jajaja- y ya con la histeria en mode-off volví y la verdad es que fue una experiencia personal muy entretenida, profesional... no tanto, la verdad es que la mentalidad de este señor no en encaja para nada en el desarrollo del diseño en Chile, y después de haberlo traído como asesor de nuevos proyectos lo tuvieron como juguetito en reuniones donde no habían posibilidades reales; yo creo que Junji estaba súper frustrado aquí, y también un poco yo, porque mi única tarea era copiar cd's y hacer power points que a pocos les interesaban.

Pero fuera de todo eso, Junji Konishi es una persona bien particular y fue interesante compartir con alguien que pertenece a una cultura tan distinta a la nuestra. Con él le tomé el gusto al sushi (porque pensar en otro almuerzo era imposible), aunque claro, nunca fui merecedora de usar los palillos chinos, en sus propias palabras yo no sabía hacerlo y nunca iba a aprender así que estaba destinada al tenedor solamente. Una vez me invitó a una cena en su casa en donde habían muchos chicos, también japoneses, ellos estaban de voluntarios en Chile haciendo diversos trabajos, desde profesores hasta doctores, y eran todos muy simpáticos, Junji demostró sus dotes como cocinero y el no desaprovechó la oportunidad de hacer que todos entendieran que yo era incapaz de comer con palillos, los chicos fueron muy empáticos y una niña me contaba que no era fácil hacerlo bien y que su mamá la obligaba a sacar porotitos de una fuente para practicar, así que no tenía que sentirme mal y que Junji era un pesado -jajaja- la verdad es que disfruté mucho esa velada, excepto por algo que pasó mientras yo acompañaba a Junji en lo que llegaban los chiquillos; él me confesó (nuevamente) que le apasionaba la música pop y que una de sus bandas favoritas era Los Backstreet Boys, me preguntó: - Está bien si pongo música? Yo le dije que no había problema y ahí comenzó el repertorio de esta banda, terminando con una selección de bandas poperas chinas y japonesas acompañado de un desconsolado Junji que no paraba de llorar mientras escuchaba las canciones, - Es que estas letras me lleganla canción dice que se amaban, pero ya no están juntos... ya no lo están. Yo de verdad no sabía que hacer, más que asentir la cabeza y sentir alivio al escuchar el timbre. Sucesos como ese, hicieron que la idea de Junji como un psicópata desapareciera.

Después de tres meses mi labor se había terminado, yo debía buscar otra práctica y Junji necesitaba otra asistente, así que le recomendé a mi amiga Alexisis quién tuvo su propia experiencia y la cuenta en su blog, lo pueden leer aquí, no se arrepentirán!

Trabajar con Junji fue una experiencia que da para escribir mucho; así que concluyo con que mi primer Junji-Lección fue:

La pequeña saltamontes debe aguantarse la risa cuando el Samurai quiere descargar sus penas de amor cantando As Long As You Love Me.

¡Pronto más Junji-Lecciones!

Un abrazo :)

2 comentarios:

  1. Anita!!! qué bien escribes, qué entretenida se me hizo la Junji-Lección!!!
    Saludos, Caro Moena

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